¿Tiene tu día uno o dos períodos de tiempo, donde puedes parar toda actividad y estar en silencio? Vivimos deprisa, todo es absolutamente rápido y entre más eficiente se pueda ser, mejor ¿no?
Es bueno ser eficientes y es buena la productividad, sin embargo es aún mejor saber por sobre todo, que fuimos creados para una comunión cercana con Dios. Constantemente necesitamos su guía, sabiduría que solamente viene a través de Su Palabra y ser llenados de Su paz, esa que sobrepasa todo entendimiento. Aprendamos a hacer pequeños espacios durante el día para adorar al Señor por su bondad, agradecerle por todo lo que nos da y que muchas veces, damos por hecho, ignorando que todo lo que tenemos es resultado de Su gracia, sublime gracia.
“Sublime gracia del Señor. Que a mí, pecador salvó. Fui ciego mas hoy veo yo perdido y El me halló. Su gracia me enseñó a temer, mis dudas ahuyentó !Oh cuán precioso fue a mi ser cuando El me transformó!
En los peligros o aflicción que yo he tenido aquí Su gracia siempre me libró y me guiará feliz. Y cuando en Sión por siglos mil , brillando este cual sol yo cantare por siempre allí Su amor que me salvó”.- himno escrito por John Newton